Santa locura

El asesino del tarot se inicia en la ciudad de Palma de Mallorca, donde se encuentra de vacaciones nuestro detective Christ Hoffman, y allí conoce a una bella mujer. A su regreso a Hamburgo, se hace cargo de la investigación de un asesinato en el centro de la ciudad. En el lugar se descubre el cadáver de un hombre degollado dentro de un coche y con una carta del tarot. A este le siguen más asesinatos y más cartas del tarot sobre los cuerpos. Se entremezcla con la historia una serie de posibles delitos, al parecer de características económicas, y termina con la captura del asesino de...

Hace diez años, Imogen se acostó con el marido de Antonia. La culpa la está comiendo viva. Cuando confiesa lo que ha hecho, Antonia no toma la noticia en todo lo que Imogen espera. De hecho, Antonia parece pensar que la mejor manera de que Imogen absolviera sus pecados sería reunirse con ella en el dormitorio ...

Nunca he ocultado mi homosexualidad. Y como príncipe, nadie está fuera de mi alcance... excepto mi mejor amigo. No importa con quién me vaya a casa, siempre imagino que es él. Sé que es patético. Él nunca me amará, no de la manera que yo quiero que lo haga. Pero no puedo evitarlo. Lo amo demasiado y amo a su bebé como si fuera mía. Mantengo mi distancia... siendo un buen amigo... Me digo que con eso basta. Hasta el día en que él viene a mí con una solicitud: cásarme con él para que pueda mantener la custodia de su hija. No hay nada que no haría para protegerlo a él y a su...

Chattie Winslow había viajado a la zona más despoblada de Australia para solucionar un drama familiar. Lo que no esperaba era conocer al duro y guapo Steve Kinane y convertirse en empleada temporal de su explotación ganadera. Chattie y Steve tuvieron que hacer un tremendo esfuerzo para no dejarse llevar por el deseo que sentían el uno por el otro. Pero cuando descubrió la verdadera razón por la que Chattie estaba allí, se le ocurrió proponerle algo: un matrimonio de conveniencia. En poco tiempo, Chattie se dio cuenta de que no podría vivir sin el rancho... ni sin Steve.