Quinox, el ángel oscuro 3: Eternos

Milo es un buen tipo que ha vivido, muerto y reencarnado 9,995 veces. Ni así ha logrado perfeccionar su ser lo suficiente para alcanzar un lugar en el alma cósmica. Si en las cinco oportunidades que le quedan no lo logra, simplemente quedará en el olvido. Por su parte, él sólo quiere una cosa: compartir la eternidad con su amada Suzie, el ser misterioso por excelencia, pues se trata de la mismísima Muerte, quien ha estado presente en muchas de sus numerosas vidas, pero dolorosamente ausente en otras. Mediante esta divertida historia, que pudiera parecer un tanto loca, el autor explora...

Un científico demente se adentra en un viaje espiritual. Después de morir, nuestro personaje principal se encuentra invocado por una joven mujer. Ella viene de una larga línea de invocadores y esperaba unirse con un ser poderoso, como el resto de su familia. En su lugar, ella invocó un programador de sistemas, quien de ahora en adelante vivirá dentro de su cabeza. Sin poderes, él es incapaz de ayudarla con la guerra que se aproxima. Decepcionada porque ninguno ha sido bendecido por el destino con habilidades divinas, él decide construir un sistema de computación dentro de la cabeza de ...

A Artur le lleva persiguiendo desde hace tiempo la certeza de que tarde o temprano morirá. Una noche descubre un atajo para eludir lo inevitable, y toma la decisión que le convertirá en un monstruo. Su cambio, progresivo y doloroso, le hará deshacerse de todo lo que le convierte en humano. Mientras, descubrirá que ni siquiera él es lo más terrible que habita la noche de Tenerife.

En Cuentos completos se reúnen relatos y cuentos escritos por Virginia Woolf. Autora también de novelas y con una vasta producción ensayística, la literatura de Virginia Woolf puede observarse pulida y prolija a través de sus cuentos y relatos breves, como en La sociedad: "Así comenzó todo. Éramos un grupo de seis o siete reunidas después del té. Algunas miraban hacia la sombrerera de enfrente, donde las plumas rojas y las pantuflas doradas seguían iluminadas en la vidriera; otras dejaban pasar el tiempo construyendo pequeñas torres de azúcar en el borde de la bandeja del té....