Cosas que escribiste sobre el fuego

A year has gone by since the accident at the end of 118th Street and Simon still sees the ghost all over the place. Everyone else seems to have moved on, but he feels trapped in spiral. Maria has always had an odd way of dealing with problems: running away. After what happened to her family, she takes a plane to France, where her mother was from, in search of a new beginning. The only things that ties her to her past are the postcards she sends to her brother. When photo is found in one of Valeria's books and the inscription on the back is read, the owner must be located. Maybe other problems ...

El cuatro de julio es un día importante para Helen Parker. Siempre había soñado con ver los fuegos artificiales desde lo alto del Empire State Building, pero lo que nunca habría imaginado era que un Rayo Lunar la convertiría en maga. Helen era esa chica de origen chino-americano que intentaba pasar desapercibida, la que sumergía la cabeza en sus cuadernos de dibujo y evitaba pensar en el futuro de su primera relación ayudando en el restaurante de sus padres. Sin embargo, ahora que conoce el lado oculto de Nueva York nada volverá a ser como antes. El colegio de magia Elmoon vuelve a...

La vaca Renata no come de día ni duerme de noche. Una idea le vueltas y más vueltas en la cabeza. Se la cuenta en secreto a su amiga, la vaca Paca... -¡Ay, Renata, no vayas a meter la pata!- Le dice Paca. Hasta que una mañana llena de sol, Renata supo que las ganas eran más grandes que el miedo y se decidió. Lo miró todo, se puso una bolsa al hombro y partió.

When his scary neighbor, Señorita Andrade, finds all the lemons from her prize-winning lemon tree missing one day, Mickey Rangel vows to determine what happened.

Some books are too evil to be ignored. They cannot be thrown away or burned. They must be buried deep in the earth. So when the Librarian tries to dispose of one vile volume, he risks being buried alive in an eerie tower. Fully translated Spanish text. Algunos libros son demasiado malvados y no se pueden ignorar, ni botar ni quemar. Hay que enterrarlos en la profundidad de la tierra. Por eso, cuando el Bibliotecario intenta deshacerse de un volumen malvado se arriesga a morir enterrado en una torre siniestra.