Gioconda Belli

En esta antología abunda la imagen corporal, pelo, boca, curvas pero sobre todo, pliegues, hondonadas, hormonas que irrigan los nervios y los hacen recorrer toda esa geografía de sueños e instintos, forjada de soplidos y taladros de amor en una mujer orgullosa de su sexo que celebra día a día. Sinuosidades, reverberaciones, miembros descuadernados, barrunto de señas identitarias: habla la alfarera de sí, sexo acezante, embalaje horadado por afectos familiares genuflectos que desembocan en la amplia geografía pulsional de un país, de un continente -historias varias, diferendos...