Hachís

Walter Benjamin persiguió como pocos, o acaso como nadie, ese punto insondable donde las palabras y la experiencia pueden llegar a tocarse. Lo buscó con la persistencia de lo que impulsa el deseo, pero también con la zozobra de lo que se sospecha que puede ser en verdad inalcanzable. Que las palabras y la experiencia puedan llegar a tocarse, vale decir que la experiencia pueda, por fin, de alguna manera, ser dicha: Benjamin presintió esa promesa a veces en cierta zona más o menos mística de la cabalística judía, otras veces en el discurrir sin control consciente de la escritura...