Un Gusto por la Sangre Licántropa
Cuando tenía trece años, una peste mortal se propagó entre los humanos por toda Bulgaria. Las muertes comenzaron a sucederse en cantidades alarmantes. Nerina, mi hermana mayor, tenía quince años. Nosotras no resultamos infectadas porque somos vampiras. Los sobrevivientes tomaron asilo en otros países, dejándonos a mi hermana y a mí sin humanos para alimentarnos. Una noche, estábamos cazando osos pardos, cuando nos encontramos con un hombre lobo, quien devoraba un chacal dorado. Tratamos de ignorarlo y continuar nuestra cacería, pero él dejó entrever su naturaleza territorial...