Caer no es la sentencia final
El pastor Tommy Moya nunca se imaginó que después de dos décadas en el ministerio y de ser testigo de la restauración de cientos de personas, que a él mismo le tocaría vivir una dura prueba de la que solo la gracia de Dios lo rescataría. El 5 de mayo del 2009 le confesó a su familia, y luego a su congregación que había cometido adulterio y renunciaba al pastorado. En ese preciso instante, con su declaración y expresión de arrepentimiento, comenzó su nueva etapa de restauración personal. Caer no es la sentencia final relata el proceso que vivió no solo el pastor Moya, sino...