Las Cartas de la Avellaneda son una referencia obligada en la literatura cubana del siglo XIX. 23 de julio a la una de la noche Es preciso ocuparme de usted; se lo he ofrecido; y, pues, no puedo dormir esta noche, quiero escribir; de usted me ocupo al escribir de mí, pues solo por usted consentiría en hacerlo. La confesión, que la supersticiosa y tímida conciencia arranca a una alma arrepentida a los pies de un ministro del cielo, no fue nunca más sincera, más franca, que la que yo estoy dispuesta a hacer a usted. Después de leer este cuadernillo, me conocerá usted tan bien, o acaso...